Un estudio reciente titulado «La realidad virtual como herramienta en el proceso de aprendizaje del cerebro» ha revelado que la realidad virtual inmersiva puede potenciar las ondas theta y eta en el hipocampo. Este hallazgo sugiere que la tecnología mejora la memoria, el aprendizaje y la neuroplasticidad. 

Los resultados del estudio respaldan la afirmación de que esta innovadora herramienta terapéutica puede efectivamente estimular la neuroplasticidad. Se llega a esta conclusión tras observar que el cerebro responde de manera diferente en entornos de realidad virtual inmersiva en comparación con el mundo real.

Además, durante el estudio se demostró que las neuronas y las dendritas al experimentar la realidad virtual producen un ritmo eléctrico diferente de las neuronas en comparación con las dendritas. Es decir que, durante la estimulación de la realidad artificial dos partes diferentes de las neuronas van a su propio ritmo.

Es por ello que se habla de dos ondas, la theta y la eta, porque una misma neurona es capaz de producir dos ritmos diferentes ante la estimulación de esta realidad virtual. En donde el ritmo theta del hipocampo es una diana terapéutica debido a su papel vital en la neuroplasticidad, el aprendizaje y la memoria.

En este estudio se logró identificar que esta terapia de realidad virtual favorece el aprendizaje y los trastornos relacionados con la memoria que incluyen TDAH, autismo, enfermedad de alzheimer, epilepsia y depresión.

A pesar de que se necesitan más estudios de investigación que profundicen en estos beneficios, en definitiva se puede concluir que el uso de la realidad virtual como herramienta terapéutica permite estimular para aumentar o controlar significativamente los ritmos cerebrales y para alterar la dinámica neural, el cableado y la plasticidad, directamente influyendo en el aprendizaje, la memoria y la neuroplasticidad.

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